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Raped Territories



Uruguayan photographer Pablo Albarenga documents how gold fever leaves its scar on Indigenous Yanomami women's bodies in his project “Raped Territories.”


“The Indigenous Yanomami territory, located on the border of Brazil and Venezuela, has been abandoned and invaded by around 20,000 illegal gold miners who rape indigenous women, the future of young people, and the land,” shares the photographer.


In a major collaborative project, Pablo, alongside journalist Talita Bedinelli, anthropologist Ana María Machado, and artist Ehuana Yanomami, asked the women who deal with this criminal activity to draw what they see, feel, and fear most.


The images they drew of polluted rivers, helicopters, and planes flying over their houses, and men with their exposed genitals harassing women were superimposed on the photographs, matching the drawings with the woman who made the drawing.


“To ensure the women’s safety from the invaded villages, we did not give their names and photographed them from the back so they would not be recognized,” adds the photographer.


This story was made with support of Instituto Socio Ambiental.


(Español abajo)


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Territorios violados


El fotógrafo uruguayo Pablo Albarenga documenta cómo la fiebre del oro deja su cicatriz en los cuerpos de las mujeres indígenas Yanomami en su proyecto "Territorios violados”.


"El territorio Indígena Yanomami, situado en la frontera de Brasil y Venezuela, ha sido abandonado e invadido por alrededor de 20 mil mineros de oro ilegales que violan a las mujeres indígenas, el futuro de los jóvenes y la tierra”, comparte Pablo.


En un importante proyecto de colaboración, Pablo, junto con la periodista Talita Bedinelli, la antropóloga Ana María Machado y la artista Ehuana Yanomami pidieron a las mujeres que se enfrentan a esta actividad delictiva que dibujaran lo que ven, sienten y temen más.


Las imágenes que dibujaron de ríos contaminados, helicópteros y aviones sobrevolando sus casas y hombres con los genitales al descubierto acosando a las mujeres se superpusieron a las fotografías, haciendo coincidir los dibujos con la mujer que lo dibujó originalmente.


"Para garantizar la seguridad de las mujeres de los pueblos invadidos, no dimos sus nombres y las fotografiamos de espaldas para que no las reconocieran", explica el fotógrafo.


Este reportaje se realizó con el apoyo del Instituto Socio Ambiental


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